El golpe es tan duro como el tamaño que tenía la ilusión. Una ilusión bien estructurada: hija de un fundamento cuyo propósito va camino al siglo de primaveras.
Una ilusión que no es capricho: es consecuencia. Año a año se renueva sobre la convicción de los valores y de una identidad que se sigue construyendo detrás de un proceso de trabajo ordenado, comprometido, serio, empujado por muchos hombres y mujeres y regido por eso que no se consigue ni en el almacén ni en la farmacia: los valores rojinegros. Un proceso que seguirá su curso más allá del destino que decida la pelota.
Nada cambia.
Hoy no pudo ser. Este domingo Juanicó perdió y la derrota siempre es parte del menú. Hoy no pudo ser y lo que no es parte del menú es cómo tomar la derrota: ya es aprendizaje y la ilusión ya está haciendo fila para renovarse, una vez más, en la Copa 2024, a la que ya tenemos el pasaje asegurado. Gracias a ese ya repetido término “proceso de trabajo”.
Hoy no pudo ser pero qué lindo saber todo lo que hay por hacer este 2023. Lo primero, antes de volver a empezar, es agradecer: al plantel por la entrega, a todo el pueblo rojinegro por el apoyo y el respeto y a directivos, amigos, compañeros, colaboradores por su pasión puesta al servicio de la construcción permanente de esta identidad.
Identidad a prueba de cualquier resultado deportivo porque tiene detrás eso que nos llena de orgullo cada día: el sentido de pertenencia.
¡VIVA SIEMPRE EL CLUB ATLÉTICO JUANICÓ, CUNA DE LA GLORIA DE UN PUEBLO!