Este domingo se vivió otra tarde-noche mágica en el estadio Gloria de un Pueblo. Una tarde típica de primavera en el cielo, en el aroma y en el entorno. Y un clima familiar que ya se está haciendo costumbre vivir en el nuevo estadio: todo el pueblo acompañando, vestido de rojo y negro y con una energía muy especial. Única.
La gente puebla el estadio con la convicción de asistir a mucho más que un partido de fútbol. Es un encuentro de identidad.
El menú del domingo tuvo a primera hora una goleada de los chiquilines de la Sub 17 y luego la Primera sacó adelante un partido muy complicado, sobre la hora, dando vuelta el marcador que se había puesto cuesta arriba casi desde el vestuario.
En total hubo siete goles en la jornada pero el triunfo, al final, no estuvo solo en la cancha. La goleada esta vez la construyó la gente que se movilizó motivada por una causa: la solidaridad para ayudar Gastón.
La cantina funcionó exclusivamente para recaudar fondos para su tratamiento y se vendió todo lo que había disponible para consumir. Los números de rifas duraron un suspiro. Carmela con su emprendimiento Sweets by Carme entregó un sinfín de pedidos agotados que estaban destinados a recaudar fondos para Gastón.
Y no termina ahí: recorriendo cada rincón del Gloria de un Pueblo se podía ver, como ya es habitual, a los más chicos jugando con las figuritas del álbum de Juanicó e intercambiando. Pero esta vez, con un toque especial: hicieron del intercambio y venta de figuritas (de forma totalmente genuina y espontánea de ellos, seguramente motivados por el entorno) un instrumento para colaborar con la colecta para Gastón. Algo sencillamente increíble.
Todo esto puede definirse de muchas formas pero hay una sola de sentirlo: esto es Juanicó.